Estadísticas publicadas por Juniper Research en su informe “Mobile Security: BYOD, mCommerce, Consumer & Enterprise 2013-2018”, indican que la tendencia de las empresas hacia este modelo está redefiniendo la conectividad empresarial, que de basarse en equipos propios con altos niveles de seguridad, hoy está siendo sustentada en un 35% por tablets, ipods y teléfonos inteligentes de sus empleados. Según el estudio el número de dispositivos personales utilizados en el lugar de trabajo por los empleados –en los países desarrollados– bajo las políticas BYOD en el 2018 será de 1.000 millones.
El quid del asunto está en que este modelo de trabajo favorece un desempeño de alto nivel y muy amigable para los trabajadores, que están muy familiarizados con su propios equipos, pero a su vez permite que a través de ellos los empleados accedan a información de la empresa, lo que puede vulnerar la seguridad de la información de la compañía, haciendo posible que información estratégica llegue a manos de terceros. También existe un peligro en el otorgamiento de autorizaciones para integrar equipos particulares a las redes de la empresa, facultándolos para un posible rastreo y control de la información corporativa, y no todas las empresas están conscientes de esto.
El debate está abierto, y se espera que la experiencia vaya incrementando
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