
Si bien en lo laboral son los nuevos tiburones dispuestos a comerse el mundo con el conocimiento en su bolsillo y un acceso a posibilidades que no imaginaron sus padres (al menos no a su edad), suelen rechazar lo que suponga sacrificio o esfuerzo (salvo que sea académico, al que sí están muy habituados).

Según algunos estudiosos, se trata de jóvenes que se enfrentan a un mundo con muchas comodidades, económicamente más estable, pero extremadamente competitivo en el aspecto laboral, lo que los aterra, dadas sus limitaciones sociales (que no creen tener). Se afirma que no sería un tema de madurez sino de la dificultad para adecuarse a las demandas socioculturales de un entorno laboral tan exigente como el actual, por lo que prefieren dejar un trabajo antes que emprender el duro y difícil camino de adaptarse a uno muy exigente, por lo que tienen un alto nivel de rotación en sus empleos (mientras encuentran el "ideal"). Buscan empleos bien remunerados, con excelente clima laboral, donde sean muy valorados, con opción de crecimiento y desarrollo profesional, buen horario, etc. No se proyectan a futuro más de 5 ó 10 años en una misma empresa.
Llegaron a un mundo viendo a sus padres trabajar duro para lograr comodidades que ellos han gozado desde su infancia y juventud, disfrutando un entorno tecnológico lleno de artefactos "básicos", como celulares, internet, TV por cable, microondas. Siendo una generación muy bien preparada, dado su fácil acceso a una educación superior, no logra adaptarse a un mundo que ha cambiado de forma violenta en tiempo muy breve.
Para muchos son sólo el estereotipo de adictos al whatsapp, hedonistas, inmaduros que publican su vida en las redes sociales, inconstantes que no pueden quedarse en un puesto de trabajo (prefieren trabajos a distancia o no formales) pero la realidad es que buscan seguridad en un mundo que gira sin cesar, por lo que conciben el trabajo de una forma diferente a las generaciones anteriores, lo que también afecta su actividad laboral.
Claro, tienen una imagen cuidada e impecable, manejan los últimos smartphones con un dedo y les encanta usar tecnología hasta para comprarse una corbata, pero en el día a día, ese conocimiento no le sirve para interactuar éxitosamente con otras personas. En resumen, no están preparados para el trabajo. Y como no pueden volver a la seguridad de la infancia, adoptan algunas de las actitudes de esa etapa de su vida, por lo que en otros entornos los conocen como "kidults" o "niños-adultos".

Quienes deseen resultados diferentes al los que están obteniendo, deben hacer algo diferente a lo que han hecho hasta ahora.
Lo que requieren estos jóvenes adultos es aprender a sacar lo mejor de sí mismos, a desarrollar su potencial y adecuarlo a sus objetivos, y para ello requieren un proceso de autoconocimiento, un viaje al interior de sí mismos para detectar en qué dirección están caminando y si esa es la dirección correcta para llegar al destino que esperan. Sólo así podrán realizar los cambios necesarios para poder alcanzar su objetivo y ganar en el proceso (madurez, adecuación al mundo, tolerancia, equilibrio, empatía, etc.).
Una posibilidad es realizar un proceso psicológico con un especialista que pueda descubrir sus mecanismos internos y ayudar a desarrollar una actitud más adecuada al nivel de logro esperado. Es importante encontrar uno (psicólogo o coach) que pueda entablar la empatía necesaria para sentirse comprendido y que así la comunicación sea productiva. Un proceso promedio toma entre dos a seis meses.

Una herramienta que facilita este tipo de procesos es la evaluación PDA, una prueba psicométrica que con sólo unos pocos minutos (on line) puede proporcionar información detallada de autodesarrollo y autogestión para que las personas logren fortalecer sus habilidades, mejorar sus actitudes de comportamiento, potenciar su capacidad de interacción con los demás (equipo de trabajo) y para enfrentar y superar los retos del mundo profesional y laboral. Adicionalmente, la información recabada puede ser consultada para continuar, de forma independiente, realizando ajustes en el estilo conductual, con el subsiguiente provecho personal.
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