Este sistema de vida es similar al equilibrio de los malabaristas que tienen el movimiento al principio dos, luego tres, cuatro y hasta diez o más pelotas, sin que se les caiga ninguna y encima, montados en un monociclo. Pero a las madres nadie las aplaude al terminar su jornada y al día siguiente inician otra tal vez más agotadora que la anterior.
Sin embargo, por más organizadas que sean o el nivel de delegación al que puedan recurrir, la culpa es un factor recurrente que merma un poco la energía y el disfrute de otros aspectos de su vida. En ese sentido los psicólogos recomiendan hacer el esfuerzo de no recriminarse por el hecho de dejar a los hijos para salir a trabajar fuera de casa, y luego de haber asegurado su bienestar y seguridad con personas de confianza y garantía, tratar de relajarse un poco al respecto.
El trabajo no sólo permite un ingreso económico sino que es un elemento motivador de desarrollo intelectual y emocional, que puede aportar una sensación de realización que es valiosa para toda persona, y que en un futuro podrán desarrollar los hijos.
Para ello es conveniente que la madre que trabaja fuera de casa busque algunos espacios propios para unos momentos de relax y distensión, como puede ser una salda al cine o a comer un helado, o la práctica de una afición (artística, deportiva, u otra). También es muy positivo aprender a desconectarse de los dispositivos electrónicos cuando se comparte con la familia, ya que suelen aumentar la sensación de estrés y capturar su atención al entono virtual, impidiendo compartir con el entorno real.
Un punto aparte lo constituye la obligación de ser puntual en el trabajo y atender las responsabilidades familiares sin afectar el desenvolvimiento de su actividad laboral, lo que es un reto que jamás se debe descuidar.
Una sugerencia final se refiere a tener una perspectiva realista y no pretender hacerlo todo a la perfección, ya que muchas veces comprar una torta en lugar de tratar de hacerla tú misma, puede ahorrarte mucho tiempo y tensión que empaña toda la buena intención que puedas tener. Distinguir entre lo que se quisiera hacer y lo que se puede humanamente hacer, es importante y permite establecer límites saludables.
Una sugerencia final se refiere a tener una perspectiva realista y no pretender hacerlo todo a la perfección, ya que muchas veces comprar una torta en lugar de tratar de hacerla tú misma, puede ahorrarte mucho tiempo y tensión que empaña toda la buena intención que puedas tener. Distinguir entre lo que se quisiera hacer y lo que se puede humanamente hacer, es importante y permite establecer límites saludables.
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