Sea que comenzamos a desempeñarnos en un trabajo, o que tenemos mucho tiempo de experiencia laboral, el objetivo de la mayoría es, generalmente, ser muy exitosos. Sin embargo, no siempre nos detenemos a pensar ¿qué es el éxito? ¿cómo sabremos que somos exitosos?
En los tiempos actuales el concepto es un tanto complejo, pues mientras muchos lo asocian con la eficiencia de “lograr lo que uno se propone” o “alcanzar metas u objetivos”, otros creen que está más ligado a la satisfacción o disfrute del que se puede gozar al hacer lo que se hace, de forma independiente al resultado. Quienes se ciñan más por el primer concepto, posiblemente apostarán a utilizar recursos mil por lograr lo planeado, a toda costa, y los del segundo grupo posiblemente serán menos arriesgados aunque la pasarán mejor, pero obtendrán menos provecho de su tiempo y su trabajo, al menos desde la visión competitiva del primer grupo.
Lo importante, en cualquier caso, es que cada persona haga una evaluación interior y pueda tener muy claro qué busca en su vida, qué significa para esa persona el éxito, qué cosas puede sacrificar y cuáles no, por ejemplo, y así tomar decisiones que permitan acercarse a su estilo de trabajo y a sus propios objetivos. Parte de este dilema está relacionado con la autoestima, que es un factor muy importante para tener éxito en la vida (sea cual sea tu idea de él).
Si mantenemos nuestra autoestima saludablemente elevada, podremos llevar adelante todo el esfuerzo que se requiere en el día a día laboral, y en ocasiones dejar nuestra zona de comfort para aceptar situaciones retadoras. Si nuestra autoestima es adecuada, podremos realizar nuestras decisiones sin darle una importancia adicional a la opinión de otros, sean compañeros o superiores, y
podremos sentirnos satisfechos con el resultado de nuestro esfuerzo, conscientes de lo que significa en términos de tiempo, trabajo, dedicación, talento, etc., más que del cumplimiento de una meta.
Si no tenemos una adecuada autoestima, nuestro desempeño laboral se verá afectado, ya sea por el sobreesfuerzo que tratará de “compensar” nuestras imaginarias “deficiencias”, o por la frustración de pensar que nuestro trabajo nunca nos llevará a la cima, ya que probablemente tendremos una visión del futuro distorsionada y pesimista.
Es importante dedicarnos a mejorar nuestro conocimiento de nosotros mismos, y lograr tener una visión realista de quiénes somos y qué queremos en la vida, y de acuerdo a ella podremos hacer planes que nos ayuden a realizarnos y buscar la felicidad.
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